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Sexo, ¿qué quieren ellas? Las mujeres somos diferentes a los hombres en materia de sexo; la libido masculina se despierta más rápido que la femenina, pero a su vez decae más rápidamente.
Para la mujer, entrar en calor no es tan sencillo como para el hombre; por si fuera poco, la mayoría de los varones cometen el error de buscar solo la penetración en el sexo, pero para las chicas es necesario despertar el deseo con un buen  juego erótico mediante la estimulación de sus zonas erógenas.

La mujer demora en sentir la necesidad de ser penetrada y a su vez de que el cuerpo se prepare para ésta. Por otro lado, la anatomía femenina esconde muchas más zonas erógenas que las del hombre, y la piel es el órgano más importante a la hora del sexo.
Las féminas necesitamos caricias, besos, suspiros, mordiscos, abrazos… porque juntamente con la unión sexual, estos aspectos se unen a la hora del placer.
El juego previo a la penetración es importantísimo para una mujer, no solo por necesitar más tiempo para estar lista y excitada, sino que es más compleja a nivel del placer y su cuerpo es altamente erotizable.

Sexo ¿Qué quieren ellas?
El sexo no se limita a la penetración, a las mujeres nos gusta que el hombre nos acaricie y bese de cabeza a los pies.
Las mujeres queremos ser descubiertas, por eso explora a tu pareja y no te limites a seguir una ruta establecida que compromete pechos, boca y vagina. ¡Amplía tus horizontes!
No creas que un polvo largo y duro es más placentero que uno más breve, si la cosa se extiende demasiado se torna tediosa y deja de ser agradable.

Abrázala después “de”. Las mujeres necesitamos ese abrazo cariñoso después del sexo, sentirnos contenidas y deseadas.
La boca es otra zona erógena. Tanto para dar o recibir besos, para las mujeres es muy importante el rol de los labios en la relación sexual.
Cumplir fantasías. Las mujeres también tenemos fantasías que nos gusta realizar, las que erotizan y elevan la libido a niveles inimaginables.

Agresividad en la cama. No siempre nos agrada tener el rol de flor de porcelana a la que hay que tratar con cuidado, la rudeza y vigor en el sexo nos estimula y excita.